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Evangelizar la cultura en Valencia

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Foto: Servicio Audiovisual Diocesano

Carta del Sr. Cardenal Arzobispo de Valencia

1.- La evangelización de la cultura

La evangelización de la cultura, o mejor, que la fe se haga cultura es una de las necesidades mayores que tiene la Iglesia por doquier, también aquí y en el momento en que vivimos. El futuro del hombre y de la sociedad está jugándose hoy, entre nosotros como en el resto de España o de Occidente, en el campo de la cultura. La Iglesia no puede permanecer al margen de todo lo que supone todo este vasto y complejo mundo. Porque, como ya señaló el beato Pablo VI, “la ruptura entre el Evangelio y la cultura es sin duda el drama de nuestra época” (Evangelii Nuntiandi 20).

La fe, de la que vive y la que anuncia y testimonia la Iglesia, debe necesariamente impregnar y conformar el pensamiento, la inteligencia del hombre y su corazón, comprometer al hombre en la totalidad de su ser y de sus aspiraciones, ser pensada y expresada para ser vivida y, así, crear, generar, hacerse cultura, vivificar la cultura, pues, como dijo san Juan Pablo II: “una fe que no se hace cultura es una fe que no es plenamente acogida, enteramente pensada o fielmente vivida”.

La cultura, por su parte, necesita de la fe. La fe ofrece la visión profunda del hombre que la cultura necesita; más aún, la fe es la que puede proporcionar a la cultura su último y radical .fundamento. Por eso, una cultura que se cierra a la fe en Dios, que lo silencia o lo niega, se vuelve inhumana y va en contra del mismo hombre. Pues el Evangelio reconstruye todo lo humano, lo vivifica, lo plenifica y lo llena de sentido.

La Iglesia, que no se puede reducir a ninguna cultura particular, y que, sin embargo, las abarca e integra a todas, se ha mostrado como extraordinaria promotora de cultura y de humanización, gracias a la fe en Jesucristo, Redentor del hombre, que sale al encuentro de los anhelos y de las esperanzas humanas.

La nueva evangelización de la cultura y la construcción de un mundo verdaderamente humano demandan “alcanzar y transformar desde dentro, mediante la fuerza del Evangelio, los criterio de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida de la humanidad, que estén en contraste con la Palabra de Dios y con su designio de salvación”.

2.- Las raíces cristianas de la identidad valenciana

A la hora de una nueva evangelización de la cultura, no podemos cerrar los ojos ante la evidencia de las raíces cristianas de nuestra historia y de nuestra identidad valenciana, a la cultura cristiana que aquí se ha generado y plasmado en tantas manifestaciones que perviven y nos configuran, ni podemos preterir u olvidar el significado cultural de Valencia, ni el papel que en ello ha jugado siempre la Iglesia valenciana.

Valencia fue un centro de diálogo y convivencia entre gentes de raza y religiones distintas. Fue también encrucijada de culturas que desbordaron las fronteras de España, para influir poderosamente en la cultura del Occidente europeo. Es una ciudad, un lugar de gran tradición cristiana, reflejada en sus monumentos artísticos y en la expresión pictórica o escultórica de artistas de talla universal. Estos valores tradicionales siguen influyendo positivamente en la vida del pueblo valenciano, que mantiene el recuerdo de sus grandes y santos pastores… Es la memoria de una tradición que se alarga a través de muchas generaciones de cristianos, que se han extendido por todo el país y han participado en generosos movimientos misioneros en otros continentes. Hoy nos sentimos “animados a crear de nuevo”, desde la inmensa riqueza cultural de esta diócesis de Valencia, una auténtica cultura de la verdad y del bien, de la belleza y del progreso, que pueda contribuir al diálogo fecundo entre la ciencia y la fe, entre la cultura cristiana y la civilización universal.

Por eso, Valencia es inconcebible sin la Iglesia, sin la fe católica y sin la cultura que ha conformado esa fe, o sin el patrimonio histórico y cultural que esa fe católica ha aportado. Sin esa fe, dejaría de ser lo que es. Sus monumentos emblemáticos, sus archivos tan ricos e importantes, sus instituciones de orden educativo, asistencial o social, sus obras y aportaciones al campo del pensamiento o de las artes a lo largo de la historia han dejado una huella y una herencia que trascienden el lugar y el tiempo, que están vivas y que siguen ofreciendo todo su gran valor para la vida de hoy y para crear el futuro.

3.- La nueva Vicaría para la Evangelización de la Cultura

Como Obispo, ayudado de mi Obispo Auxiliar, tengo la obligación y el deber moral de promover en nuestra diócesis el encuentro entre el mensaje salvífico cristiano con la cultura de nuestro tiempo, frecuentemente marcada por la increencia, la secularización profunda o la indiferencia religiosa, a fin de que la cultura se abra cada día más a la fe, que es creadora de cultura y fuente inspiradora de pensamiento, de ciencias, de letras y de arte.

Todo ello, además, necesita proyectarse y coordinarse entre personas, instituciones, comisiones y delegaciones diocesanas que tengan que ver con este fin; hay que aunar criterios, señalar metas y objetivos comunes, dirigir los pasos de todos en la dirección que sea precisa para hacer más fecundo y eficaz nuestro trabajo eclesial en este campo; hay que impulsar un trabajo conjunto de todos; hay que marcarse etapas y señalar plazos.

Teniendo en cuenta que la evangelización de la cultura, tal como la Iglesia la entiende, es una de las tareas imprescindibles y urgentes del ministerio episcopal y dado que la complejidad de esta temática en la diócesis de Valencia me impide asumirla personalmente, tras haber consultado con el equipo de gobierno de la diócesis, me veo en la necesidad de erigir, conforme a las normas del Derecho Canónico, una nueva Vicaría para la Cultura, dentro de la Curia diocesana. Esta Vicaría, en principio, será encomendada a uno de mis Obispos Auxiliares.

La creación de esta Vicaría, signo de la prioridad pastoral de la evangelización de la cultura en nuestra sociedad, habrá de contribuir, ya ahora y sobre todo en los años venideros, a la urgente tarea de la Iglesia, de rehacer el entramado cristiano de la sociedad y de la cultura, y de mostrar en la vida real y concreta, y en los diferentes campos del vasto y complejo campo de la misma, la fuerza renovadora y humanizadora del Evangelio; hacer presente en el mundo cultural la luz del Evangelio, y manifestar testimonialmente que éste, como en otras épocas, siempre suscita una fuerza creadora en todas las dimensiones del mundo de la cultura. Se trata, sencillamente, de hacer y de coordinar cuanto sea posible para trasparentar lo que es la vida nueva cuando se acepta a Jesucristo.

Al inaugurar con esta carta también la página web “razonyfe.archivalencia.org” de la Vicaría de Evangelización de la Cultura, le doy la bienvenida y deseo que sea un lugar de comunicación de las múltiples actividades culturales de las instituciones de la Iglesia valenciana, un lugar de conocimiento del magisterio de la Iglesia relativo a este tema tan importante de la pastoral diocesana y un foro abierto a los artículos de quienes están trabajando en este campo del diálogo entre la fe cristiana y la cultura de nuestra sociedad.

+ Antonio, Card. Cañizares Llovera
Arzobispo de Valencia

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